La vida es una frágil llama en su estructura humana, pero una hoguera eterna en su dimensión espiritual. Tus pensamientos te guían hacia tu espíritu, el corazón intimo de tu ser. Aquí el código de tu origen y tu identidad espiritual está guardado, de la misma forma en la cual las células de tu cuerpo preservan el código de ADN de tu identidad genética.  

Nuestra capacidad de percibir y apreciar valor son una extensión de los atributos de nuestro Hacedor : "El oído que oye, y el ojo que ve, ambas cosas igualmente las ha hecho el Señor" (La Biblia, Proverbios 20:12).

Nuestra búsqueda  de un sentido de total satisfacción y significado nos mantiene buscando más allá de las gratificaciones temporales y sensuales. Si Dios existe y si Él es en verdad el arquitecto del universo, solo Él puede darle sentido a nuestra existencia y tener intimidad con Él debe ser el más grande regalo de la vida.

..."¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos"  Jesús (la Biblia Apocalipsis 3:20)

Imagina teniendo de invitado a comer a tu mesa frecuentemente a tú más admirado artista o personaje célebre, y que este invitado prefiriera pasar ese tiempo contigo que dando entrevistas, ¿no sería esto un regalo o un honor?

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